Chult Reloaded (I)

En el pasado remoto, los Yuan-Ti dominaban gran parte del continente de Faerûn, haciendo sus cosas de gente-serpiente y adorando a su dios-serpiente Merrshaulk. Los Yuan-Ti levantaron un imperio cruel y poderoso, aliándose con las razas que tenían escamas y comiéndose al resto.

Pero el tiempo de su dios-serpiente llegó a su fin, y el declive de la civilización Yuan-Ti comenzó a medida que el ascenso de los humanos llegaba. Los jovenes reinos humanos, enanos y elfos se volvían contra los hombres-serpiente, librándose de su yugo. Poco a poco los Yuan-ti se fueron retirando a los rincones cálidos y selváticos de Faerûn, destilando su odio hacia los mamíferos* y adorando a su cada vez más dormido dios-serpiente.

* Yo también me cabrearía si mi comida se sublevase y destruyera mi reino, qué quieres que te diga.

Yuan-Ti peleando con su tentempié de media mañana

Uno de esos refugios fueron las selvas de la península de Chult, donde la profecía dice que se encuentran las Puertas de Hierro que llevan al Plano de Fuga, de donde vendrá Dendar, la Serpiente Nocturna, para devorar el sol, al final de los tiempos.

En esta cálida y húmeda selva los Yuan-Ti languidecieron, construyendo ciudades escalonadas, rezando por la llegada de Dendar, y comiendo mamíferos. Hasta la llegada de Ubtao.

Símbolo de Ubtao

Durante la guerra entre Dioses y Primordiales, Ubtao traicionó a los Primordiales y le dio la victoria a los Dioses. Estos le encargaron que guardara las Puertas de Hierro y le otorgaron el dominio sobre Chult: ningún otro Dios tendría poder allí, salvo Ubtao.

En el -2809 DR, Ubtao envió a sus heraldos, las Serpientes Emplumadas, a buscar fieles que le sirvieran. Pronto llegaron a la región a los Eshowe, humanos originarios de Katashaka. Ubtao les entregó las tierras como recompensa por su fe y los nombró protectores de la selva. A los Eshowe les siguieron los Tabaxi, también humanos de Katashaka, que llegaron huyendo de sus dioses crueles que les exigían sacrificios humanos. Ubtao les concedió el dominio sobre los ríos y las costas, así como sobre la selva inundada durante la temporada de lluvias.

Ubtao creó con sus propias manos una gran ciudad de madera y piedra, Mezro, en la que Tabaxi y Eshowe vivirían en armonía y desde la que extenderían su dominio por las tierras de Chult. Mezro se convirtió en un vibrante centro de comercio, estudio y exploración, una ciudad de la que partían todas las carreteras que, con gran esfuerzo, iban abriendo caminos en la selva primordial de Chult.

Pero pronto los humanos se encontraron con los Yuan-Ti, y la guerra se extendió por la península. Eshowe y Tabaxi lucharon contra los restos de los Hombres-serpiente, que, aunque lejos de tener el poder de sus antepasados, seguían siendo un enemigo formidable. En dos ocasiones Mezro fue asediada, y en dos ocasiones la ayuda de los Enanos fue definitiva a la hora de volver la batalla a favor de los seguidores de Ubtao.

Cuatrocientos años después de su llegada a Chult, el ejercito compuesto por Tabaxi, Eshowe y Enanos Nómadas destruyeron la última resistencia Yuan-Ti de la superficie, expulsando a los hombres serpiente a las cavernas bajo la selva.

Con su principal enemigo expulsado a la Infraoscuridad, dio comienzo a la Era de la Expansión de los seguidores de Ubtao. El Dios concedió a los que ayudaron a sus seguidores humanos el derecho a vivir en Chult, y el Dios de los Enanos Nómadas, Thard Harr, fue admitido en el panteón de Chult como amigo y compañero de Ubtao, pudiendo conceder su poder a sus seguidores.

Los humanos se extendieron fuera de las murallas de Mezro y formaron decenas de asentamientos, pueblos y ciudades bajo la selva. La Era de la Expansión no fue siempre pacífica: Pteromínidos, Goblins Batiri y Bulliwugs se enfrentaron a los seguidores de Ubtao, y también los humanos se enfrentaron, tanto entre ellos como contra enanos, por recursos y ofensas. Se formaron y rompieron alianzas, pero todas las naciones humanas de Chult reconocían la supremacía de Mezro y el dominio de Ubtao y sus Aspectos, que poco a poco se iban manifestando en animales y plantas de la selva, creando su propio panteón.

El primer Aspecto de Ubtao que se reveló a los hombres fue Kolat, la Semilla Sagrada. La leyenda cuenta que la princesa Ubba’tia, hija del Rey Chaka Kuban, un poderoso señor de los Tabaxi, cayó enferma presa de una fiebres que ningún médico pudo paliar. El Rey Kuban ofreció sus tesoros a quien encontrara el remedio a su enfermedad: La Lanza del Amanecer y la Armadura del Cielo. Pero nadie lo halló.

El Rey Kuban ofreció entonces la mitad de su reino a quien encontrase el remedio, decenas de aldeas y la fortaleza de su familia frente al mar. Nadie pudo ayudar a la joven princesa. Desesperado, el Rey ofreció la mano de la princesa y el reino completo a quien pudiera salvarla.

Nadie encontró remedio.

Enfurecido, el Rey Kuban reunió a sus soldados y marchó hacia Mezro. Allí, en la ciudad sagrada, vestido con la Armadura del Cielo y la Lanza del Amanecer, rodeado de sus soldados, rodeó el Templo de Mezro y exigió a los sacerdotes y sacerdotisas que intercedieran por la princesa. Los clérigos no podían hacer nada, puesto que Ubtao es un dios inconstante que no siempre atiende las plegarias de sus fieles, y así se lo dijeron al Rey Kuban. Este cerró filas alrededor del templo y amenazó con destruirlo y matar a todos los sacerdotes y sacerdotisas si Ubtao no salvaba a su hija.

Pronto, la Guardia Sagrada de Mezro rodeó a Kuban y sus tropas, y las armas de cristal templado refulgieron al sol. La ciudad se paralizó, aterrada ante la posibilidad de que se derramara sangre real en el lugar más sagrado de Chult.

Entonces la Princesa Ubba’tia despertó de su sueño febril y mandó llamar a su padre. Postrada en el palanquín en el que la habían transportado desde el reino de Kuan, la Princesa Ubba’tia le dijo a su padre:

Ubtao ha visto tu devoción por mí y tu amor, y también tu ira. Ubtao comprende tu dolor y acepta tus ofrendas: Renunciarás a tu reino, te dejarás crecer el pelo y dedicarás el resto de tu vida a Ubtao como sacerdote.

Por la blasfemia de levantar armas contra Él, Ubtao no me salvará la vida. Moriré en cuanto haya terminado este relato, y tú me llevarás de vuelta a nuestro hogar, donde me enterrarás en un claro donde pueda ver el sol. Allí levantarás un altar y guardarás el resto de tu vida.

Pero no llores, padre. Porque tu amor por mi será correspondido y Ubtao bendecirá la tierra en la que mi cuerpo descanse. Deja que te bese la frente una vez más, pues he de partir a las tierras del Otro Lado.

Y con ese beso en la frente, la Princesa Ubba’tia murió, y el Rey Kuban cayó de rodillas y lloró, y sus soldados guardaron las armas y entonaron un canto fúnebre con lágrimas en los ojos, que se extendió por toda la ciudad sagrada de Mezro. Y la Guardia Sagrada flanqueó a los hombres y mujeres de Kuban, escoltándolos con honores todo el camino de regreso a su reino.

Allí el Rey Kuban cumplió con lo dicho. Renunció a su trono, se dejó crecer el pelo y buscó un claro donde dar sepultura al cuerpo de la princesa. Allí construyó el altar y se preparó para dedicar el resto de su vida a Ubtao.

Al poco tiempo, una planta comenzó a crecer sobre la tumba de la princesa. Un árbol no muy alto, de hojas anchas y verdes que nadie había visto nunca. El árbol creció con las estaciones y su tronco se llenó de frutos de color amarillo, grandes como una mano, que brillaban con una luz dorada en la noche. El fruto se tornó rojo, y en ese momento Ubtao se le apareció a Kuban y dijo:

Este es el árbol de Kolat. Recoge el fruto de tu amor, y repártelo por la tierra. Por él, nunca más ningún hijo ni hija de mis pueblos será arrebatado por la enfermedad.

Kuban abrió la dura cáscara y sacó de dentro las grandes semillas, que brillaban como diamantes henchidos de luz. Las semillas fueron repartidas y plantadas por todos los Reinos y tierras de los seguidores de Ubtao, y aquellos que la consumían, ya fuera cruda o tostada, machacada o en bebida, no enfermaban de ninguna enfermedad natural. Chaka Kuban cambió su nombre por Chaka Kolat, y siguiendo el mandato de Ubtao comenzó a peregrinar por todo Chult llevando las semillas sagradas de Kolat y plantándolas para que todos los seguidores de Ubtao pudieran recibir su bendición, hasta el día de su muerte.

Hasta el día de su desaparición, por todo Mezro se podían encontrar paseos y parques donde los árboles de Kolat crecían al alcance de todos sus habitantes, y la Semilla Resplandeciente de Kolat pasó a formar parte del panteón de Ubtao.

Continuará.

Deja un comentario

Archivado bajo D&D 5e, Ideario, Out of the Box

Deja un comentario